
Arriesgarse es enfrentarse a decibelios de envidia. Sufrir de
sordera ante el qué dirán. Pero es que es comprensible que genere envidias
alguien que decide atenerse a las consecuencias de vivir la vida de uno, y no
la de los demás. A cada instante, una gran parte del mundo está a punto de casi
todo. Él a punto de llamarla, ella a punto de cogerlo, el otro pensando si
debería, aquella decidiendo si lo hace o no. Malos a punto de ser buenos,
buenos a punto de hacerlo peor. Oportunidades a punto de crisis, trabajos a
punto de paro, relaciones a punto de caramelo, infidelidades a punto de perder
su fé. Hablo de que hay veces que tienes que pasar del mundo.
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